Los habitantes de A Graña forman un grupo que hasta la fecha han pasado desapercibidos para historiadores y antropólogos y esto a pesar de ser una de la comunidades que mejor a conservado las costumbres y modos de vida hasta nuestros días con rasgos antropológicos que claramente los diferencia del resto de la población que los rodea.

Algunas de las singularidades de este grupo podían ser las siguientes:

• La conciencia de raza diferente que ellos mismos manifiestan, del mismo modo lo manifiestan los habitantes de los pueblos vecinos y aquellas personas que han tenido oportunidad de conocer sus modos de vida.
• Desde tiempo inmemorial hasta nuestros días se han dedicado en su totalidad al comercio como arrieros, contrabandeando sal, vendiendo paños, etc… Han recorrido, con sus mercancías, parte de la geografía nacional y tambien de Portugal y Venezuela. Tiempos atrás los habitantes de A Graña eran reconocidos como “de la sal” (A Graña do sal), durante siglos los habitantes se dedicaron al contrabando de la sal, tiempos en que era muy car, escasa y muy necesaria para la salazón del cerdo, pescado, curtidos y usos industriales; estaba sujeta al control del Estado que la grababa con importantes tributos, todo el pueblo se dedicaba a este contrabando, que traían de Portugal con gran esfuerzo en sacos, hasta que el General Prim decretó el libre comercio y ya no resultaba rentable. En 1338, tuvo como consecuencia la desaparición de la sal como mercancía de libre importación, puesto que Alfonso XI promulgó dicho Ordenamiento. Siglos más tarde sería Fernando VI quien de nuevo reguló el estanco de la sal como monopolio real, lo que acrecentó el comercio fraudulento de esta especia.

En la Graña han practicado la endogamia de grupo hasta mediados del siglo XX casándose sólo entre ellos, no siéndoles permitido dejar la primera novia ni contraer matrimonio fuera de A Graña; en A Graña todos somos familia. Son frecuentes familias entre 6 y 8 hijos, llegando incluso a familias de 12. En la actualidad siguen formando una “Tribu” y sus miembros regresan a la aldea siempre que les es posible, para reunirse con los suyos, y juntos acuden a todo tipo de acontecimientos formando un solo grupo.
Constituyen un grupo perfectamente diferenciado por sus costumbres. Nunca se han producido casos extra matrimoniales, ni separaciones matrimoniales, infidelidades, abandonos de hogar u otras situaciones similares, manteniendose hoy en día estas costumbres. Otra de sus peculiaridades es que, entre los grañudos nunca se han producido casos de problemas con la justicia, sino que se limitaban a resolverlos entre ellos. Para la venta de propiedades como fincas y viviendas, la medida era a través de documentos privados y recurriendo a dos testigos de la parroquia, no figurando nunca inscritas en el Registro de la Propiedad ni escrituras oficiales.

A las fiestas de A Graña, no venía casi ningún forastero, pero si alguien lo hacía, las chicas no bailaban con ellos, ya que estaba mal visto.
La mujer ha tenido y tiene un gran protagonismo dentro de la estructura social del grupo Sale a vender y comercializa igual que el hombre, junto con otras funciones que hasta el momento han sido propias de un solo sexo. Dedican siete u ocho meses a comercializar abandonando la aldea y regresan en los meses de verano y en carnaval.

DESCRIPCIÓN GEOGRÁFICA

Denominada La Graña del sal o de los pañeros, se encuentra enclavada en la falda de la Sierra del Suido, una de las mayores altitudes de la Provincia y en el mismo límite con la de Ourense. Bañada por el río Tea, cuenta con una población de 330 habitantes distribuídos en las entidades de: Eido Gonzalo, Eido Fernandez, Fonte do Cano, Munxidoiro, Muiños, Porteliña de Campo, Rebordechán y Salcedo.

Desde el punto de vista antropológico, se cree que el factor geográfico, debido al aislamiento del resto de los municipios, ha contribuido en la conservación de sus costumbres y que esto favoreció algunas de sus prácticas comerciales. Se consideran descendientes de los judíos conversos.

SU ORIGEN

Los primeros habitantes de A Graña procedían de Gavián, donde sufrieron una invasión de hormigas que provocó que tuvieran que abandonar el lugar. Cuando construyeron las nuevas casas en A Graña se cuidaron de que fueran sobre cementación de piedra y no sobre la tierra, para protegerse de las hormigas. Se ha comprobado que las casas antiguas de A Graña están sobre rocas que por lo general sobresalen del terreno.
Los primeros habitantes fueran pastores al servicio de A Granxa, que tras ser abandonada por los frailes, deciden continuar su oficio, además contaban con las instalaciones importantes de toda Granxa Medieval, también con la presencia de los monjes, alquilaban por medio de los foros los terrenos e instalaciones a los nuevos colonos.

COSTUMBRES

Los hombre y las mujeres de la parroquia de San Bernabé de A Graña, comprendidos en tre los 14 y los 50, se ausentaban toos los años desde los meses de Septiembre a Abril para dedicarse a la venta de sábanas, colchas, mantas … y todo tipo de telas.
Al frente de la casa y de los hijos menores durante los meses invenales dejaban una criada.
Con anterioridad a este sistema de venta ambulante de telas, se dedicaban al tráfico de la sal, que estuvo bajo el monopolio real hasta mediados del siglo XIX. Entonces algunos eran arrieros dedicados a la venta de vino que compraban en el Ribeiro.

Tanto las fiestas como las bodas se celebraban durante el mes de Julio.
El 1º sábado del mes de Julio se celebra, aún hoy, la Fiesta de Ánimas. Al día siguiente, domingo, tiene lugar la del Señor o del Ramo. Estas fiestas están a cargo, por sorteo entre ambos, de los dos matrimonios más antiguos, de forma rotativa. Los matrimonios se presentan a celebrar estas fiestas aunque residan fuera de la parroquia.
Las restantes cuatro fiestas son organizadas por los “Mayordomos”, voluntarios que recaudan fondos por toda la parroquia, y tienen lugar: la del Carmen el día 16 de Julio, la de San Antonio el día 18, la de San Bernabé (patrón de la parroquia) el día 25 y la de la Virgen de los Dolores el domingo siguiente, 25 de Julio; cada vecino era cofrade de una de las fiestas.
La matanza del cerdo se hacía en Carnaval y para este menester solían regresar unos 15 días a A Graña. Al mismo tiempo celebraban las fiestas profanas de “O Entroido”. También aprovechaban para efectuar las siembras y plantar patatas.
Las bodas se celebraban con gran solemnidad y constaban de “Anteboda” en la que mataban una vaca, un buey o un ternero; “Boda” y la “Reboda” o fiesta de los camareros y ésta duraba varios días, hasta que se terminaban todas las provisiones de la anteboda y de la boda.
A su regreso, durante todo el mes de Mayo, la parroquia se organizaba para el acondicionamiento de los caminos, cuyo firme habia sido erosionado por la fuerza de arrastre de las aguas invernales.

Actualmente, los habitantes de A Graña, tras haber adaptado su vida de mercaderes ambulantes a las nuevas formas de tráfico comercial, como consecuencia de las grandes concentraciones urbanas, se han establecido como comerciantes en Vigo, Pontevedra y en otras ciudades y villas de la región, así como en algunas del resto del país y aún del extranjero.